Jacinta

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Cultura para la paz - 2005

CULTURA PARA LA PAZ
Encuentro Regional de Mujeres Universitarias de América Latina

El tema abarca dos ámbitos: el de las relaciones interestatales, que controla el derecho internacional, universal, interamericano o regional, y el que disciplina el derecho interno en sus múltiples manifestaciones sociales, comerciales, políticas o filosóficas.-
El poder de seducción de la palabra “paz” es inagotable. Así como ha sido inevitable todo el proceso histórico de su negación o de su transformación en realidad.-
La realidad de cada país y momento histórico, por tanto, condiciona la palabra paz, la torna viva o sin validez o sentido.-
En lo que tiene de signo, y de medio comunicante nos vincula a todos, y sobre todo vincula a nuestros pueblos como dice el ilustre Benedetti, al permitirnos compartir en el territorio y país que todos contribuimos a formar, la vigencia de los derechos humanos de solidaridad, comprensión, desarrollo, trabajo, bienestar, no discriminación.-
Imaginemos por un instante que hablamos de estados de “paz”, “amor”, “comprensión”, “tolerancia”, o de estados de “poder”, “guerra”, “odio”, “venganza” y que todos tenemos la posibilidad de entender de qué estamos hablando, de las contradicciones, bonanzas o males que representan unos u otros estados. Esos increíbles estados arropan a los hombres y mujeres de nuestro país, como lo hacen con todos los hombres y mujeres, niños y adolescentes de todas las geografías y latitudes. Los sentimientos , bonanzas, aspiraciones solidarias, transparentes, duraderas, o los desalientos, torturas, crueldades, flaquezas y miserias con decisivas señales de identidad de los pueblos soberanos, son en definitiva, exponentes de su destino, digno o indigno.-
La cultura para la paz se nutre, precisamente de estos elementos y determina las reacciones que se provocan en el mundo.-

Y seguidamente surge el gran tema aún no definido de si existe un derecho a la paz? Existen deberes de los Estados para asegurar la paz a los individuos, a los pueblos, a la humanidad? Existe realmente una cultura para la paz?

II.- En relación con la paz en sí, parece una utopía, sin embargo a lo largo de una senda de razón crítica, nos asalta la duda si será posible alcanzar la “paz perpetua” señalada por Kant y tantos otros, que supieron apreciar, desde siglos atrás, que un día la razón prevalecería sobre la fuerza, y sobre la guerra, la paz; y en contra de la agresión, la justicia (Ramón Tamanes: “Un nuevo orden mundial”).-
Las ideas de Kant tuvieron gran influencia en los siglos XIX y XX, hasta la misma creación de la otrora “Sociedad de Naciones” promovida por el Presidente Woodrow Wilson. En sus “Artículos preliminares para la paz perpetua entre los Estados” sienta los principios esenciales de ese ideal (Tamanes: op. Cit. Pag. 232).-
Los cierto es que, la guerra ha existido siempre, y le ha sucedido siempre la paz. Son ciclos históricos, articulados periódicamente en torno a fases ecológicas, económicas y políticas, con distintos protagonistas y resultados diversamente crueles tratándose de la guerra.-
Veamos esquemáticamente esa lucha.-
Tomando como punto de referencia la segunda guerra mundial, en 1941, Franklin Delano Roosvelt con la visión terrible de las atrocidades de la era hitleriana, pronunció el famoso discurso sobre “las cuatro libertades”, libertad de expresión, de religión, necesidades básicas y liberación del miedo, antesala, según su pensamiento de un “orden moral en paz”.-
Esta concepción fue el inicio del desarrollo de los derechos humanos y presidió la idea de un concierto de naciones abatidas por la violencia, la miseria y la muerte, que cristalizó en 1945 con la creación de Naciones Unidas. Es lógico que en el documento constitutivo, elaborado en Estados Unidos, San Francisco, se pusiera especial cuidado sobre la prevención de sucesos similares a los padecidos y se pusiera el énfasis en la creación de un Consejo de Seguridad, a fin de evitar nuevos conflictos y para dirimir a través de negociaciones y arbitraje las posibles diferencias entre los Estados que integraban esa comunidad de Naciones.-
La Carta establece como uno de sus principios fundamentales (artículo 2, párrafo 3) que “los miembros de la Organización arreglarán sus controversias internacionales por medios pacíficos, de tal manera que no se pongan en peligro ni la paz y la seguridad internacionales y la justicia”.-
Por tanto, constituye un deber jurídicos de todos los órganos políticos de Naciones Unidas, lograr el arreglo pacífico de las controversias. Un segundo rasgo característico, en el que se aparta de las normas del Derecho Internacional tradicional, es que establece el principio de que una controversia que pone en peligro la paz y seguridad internacional no es asunto exclusivo de las partes en conflicto sino que incumbe a todos los Estados y a la comunidad internacional en su conjunto.-
También Kelsen en 1945 ya finalizada la guerra más devastadora que registra la historia, publicó su libro “Derecho y paz” en el que afirmó que “El derecho es, por esencia, un orden para preservar la paz”.-
Gros Spiell reflexiona acerca de este concepto de Kelsen señalando, que la palabra paz tiene un contenido mucho más amplio, “no puede caracterizarse solo por ausencia de violencia, la paz se integra necesariamente con una idea de justicia. … la paz no puede ser el orden de los cementerios, sino un orden armónico de libertad, en un equilibrio de derechos y deberes. Por eso al decir que el Derecho es por esencia un orden para preservar la paz, estamos diciendo que el derecho es por esencia un orden para preservar la paz justa, una paz que suponga un adecuado, equilibrado y no discriminatorio sistema de derecho y deberes en función del bien común” … también “necesariamente relacionados paz y seguridad y paz y desarrollo” (Gros Spiell – “El derecho a la paz”).-
Todo este razonamiento conduce indudablemente a la afirmación de la relación estrecha de la paz con los derechos humanos mas significativos (justicia, libertad, no discriminación, seguridad, desarrollo y trabajo) tanto en el ámbito internacional como en el interno.
Y es precisamente a partir de 1948. con la “Declaración universal de Derechos Humanos”, que la persona como tal, hombres y mujeres, ingresan al ámbito de protección universal compartiendo con los Estados las garantías del sistema relacionado con el derecho a la paz.-
En esa Declaración Universal se han iniciado las bases primarias de ese derecho al afirmar por el art. 28 que “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden internacional en que los derechos proclamados en esta declaración se hagan plenamente efectivos”. Si el orden internacional es un concepto que incluye necesariamente la idea de paz, debe deducirse que todos tenemos derecho a que exista ese orden capaz de asegurar y garantizar la paz.-
Hay, además, dos Resoluciones de Naciones Unidas tendentes a ese fin:
En 1978, titulada “Declaración sobre la Preparación de las Sociedades para vivir en Paz” (33/79 de 15/XII/978) cuyo artículo 1º establece en forma muy clara la consagración de este derecho, como derecho “inmanente a vivir en paz”, es lo mismo que vivir con dignidad, derecho inmanente al ser humano. En el preámbulo de esa Resolución se mencionan los actos de planificación y preparación y guerra, como crímenes contra la paz.-
Y en 1984, la Asamblea General por Resolución Nº 39 de 12 de noviembre de 1984, declaró el derecho de los pueblos a la paz. Establece el art. 1º: “Proclama solemnemente que los pueblos de la tierra tienen un derecho sagrado a la paz”.-
Igual declaración ha sido formulada en dos oportunidades por la Asamblea General de la UNESCO: “derecho a la paz” como bien intangible de todos los seres humanos.-
En su militancia, ese derecho a la paz ha sido preservado por Naciones Unidas mediante las “Operaciones de mantenimiento de la paz” llevados a cabo por los llamados “cascos o boinas azules” que provienen de distintos Estados Miembros – reconocidos mundialmente, habiendo obtenido en 1988 el “Premio Nobel de la Paz” – Uruguay ha colaborado permanentemente en esas misiones. Actualmente han ido varias misiones al Congo y Haití donde se ha agudizado el conflicto entre los propios connnacionales, con expresiones de agresividad inusitadas como el de matarse entre ellos y devorarse los despojos.-
Tengamos pues como ejemplo la concepción de Naciones Unidas y aspiración irrenunciable el luchar por la paz, a la par que demandar a los Estados el asegurar la paz como derecho inmanente del género humano, de los mismo Estados y en definitiva de la humanidad.-
El 5 de agosto pasado se cumplieron sesenta años de la destrucción de una ciudad japonesa: Hiroshima, por una bomba atómica.-
Desde 1942, Estados Unidos había trabajado en la estructuración de un artefacto militar, la bomba atómica l “la Bestia” como acostumbraban a llamarla algunos científicos. Lo peor que cuando se lanzó, se lo hizo más por razones políticas que estricta necesidad militar.-
De los 320.000 pobladores de Hiroshima, unos 80.000 murieron en el acto o recibieron heridas o radiaciones mortales. Todo el centro de la ciudad fue barrido por algo parecido a un gran tifón, más de 60.000 edificios fueros destruidos totalmente. Le siguió la de Nagasaki con similares efectos.-
Ejemplo trágico, no reiterado, pero las amenazas continúan repitiéndose. Irak, Afganistán, Chechenia reviven el honor de la agresión.-
Y en referencia a nuestro continente americano no descuidemos la situación de varios Estados, asfixiados por la violencia, donde el olor a pólvora “se ha convertido en un perfume familiar”, donde el acudir a los secuestros y la muerte ensombrecen la paz, la justicia y el bienestar de esos pueblos.-
Pero tengo muy claro y lo advierto a las mujeres uruguayas y a quienes nos honran con su presencia, que en cuanto al sexo, el sistema patriarcal por un lado, la discriminación racial que se agudiza con los indígenas y los negros, la pobreza, la disgregación familiar han colocado a las mujeres durante el desarrollo de conflictos armados, y sociales, mundiales o de algunos estados americanos, en permanente inferioridad de condiciones.-
Sus derechos humanos resultan sistemáticamente negados, aún cuando del punto de vista humanitario ha sido notable en medio de esa adversidad la asistencia a los niños, ancianos y heridos, levantamiento de cadáveres, suministro de vituallas, medicamentos, alimentos, destacándose en estas instancias a los integrantes de la Cruz Roja, Amnistía Internacional, UNESCO y un sin fin de organizaciones comunitarias. Ellas mismas, frecuentemente apresadas y desplazadas a campamentos enemigos, o lugares inhóspitos en las selvas vírgenes, saqueadas sus casas, separadas de sus hijos, sometidas a las apetencias y vejámenes del agresor o, cuando no recluidas en los campos de concentración, torturadas y a la postre víctimas indefensas de una segura muerte.-
Con un ejemplo basta para demostrar el panorama aterrador de la actualidad. Sin duda alguna que los conflictos bélicos más graves han sido los de Bosnia Herzegovina e Irak, en este último caso aún vivo y sin registrar numéricamente el horror, y en América el caso doloroso de Colombia.-
Naciones Unidas registró en Bosnia más de “250.000 muertos, 20.000 niños, casi tres millones de desplazados, una legión incalculable de mutilados y heridos de distinta consideración y 60.000 mujeres violadas” (Amnistía Internacional Nº 51 “Los Derechos Humanos en Bosnia”, pag. 35).-
Los esfuerzos de Naciones Unidas, Amnistía Internacional y Unesco, han sido y continúan siendo muy valiosos, aunque reconocen que no se ha culminado aún en relación con el sistema de implementación y efectividad de la vigencia de los derechos humanos de la mujer.-
Se necesitan nuevas categorías de pensamiento, que tornen efectiva, real, la igualdad de géneros, donde todos colmen de vital las claves necesarias para lograr la paz.-
No podemos descansar no obstante el miedo que describía Roosvelt, no obstante el horror que significa la muerte masiva, mutilación, desapariciones forzadas de millones de seres humanos; no obstante el hambre, miseria y desolación de los grupos sociales discriminados, no obstante la destrucción del ecosistema, la pérdida de la diversidad biológica, la contaminación de los recursos hídricos, la deforestación de los suelos envenenados, de los millos de minas que siembran los campos del Medio Oriente, los desecho bacteriológicos, los residuos tóxicos.-
No podemos descansar, los hombres y mujeres con dignidad claman por la paz, condenan la violencia, la ambición, el tráfico de armas, la corrupción.-

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