Jacinta

Jacinta

Comentario al Libro sobre violencia doméstica - 1998

En toda obra humana se distinguen los tiempos de la idea que nace, que brota de la mente creadora, que siembre la semilla y como si fuera capricho de la naturaleza deviene la germinación y luego las flores y los frutos.-

Este libro, primera en la literatura filosófica-jurídica de nuestro país, es igual a esta imagen, y es por ello fermental por las enseñanzas que imparte y el mensaje que contiene.-

Las distinguidísimas participantes enfocan el problema de la mujer víctima de la violencia en el ámbito de la vida doméstica, tanto del punto de vista longitudinal, es decir de su gestación, como horizontal o transversal, esto es, de su “estar”, de su status en la sociedad actual.-

No es fácil quien encara el estudio de la violación teniendo por víctima a la mujer, dentro de su hogar, dar una visión global de esta problemática y las soluciones que se pergeñan en la realidad uruguaya, como lo han hecho las autoras de este libro.-

Resulta muy claro, según como lo describe la Socióloga Noa Filgueira, especialista en materia de genero, concluir que el estudio abarca tanto un problema sistémico como una cuestión política. Sistémico porque forma parte de las tramas de relaciones que caracterizan las estructuras políticas y sociales construidas hasta este momento y político porque pone en evidencia relaciones de poder que generan la vulnerabilidad y el desamparo de las mujeres en materia de derechos fundamentales.-

Esta conclusión, que a mi me parece esencial, fue puesta de relieve en los estudios de Faucault relacionadas con el primer aspecto ya señalado por Filgueira, el de la gestación: la mujer como víctima de todo el entorno social. Señala Faucolt que en su génesis el modelo de solución de conflictos era el paradigma de la lucha o de la composición, pero no un acto de autoridad vertical mediante el cual se excluía la víctima. La exclusión de la víctima se produjo en la época de la inquisición, la posición subordinada de la mujer se acentuó y consolidó con el método coorporativo de la sociedad y el instrumento de éste fue el poder punitivo. Este poder punitivo, señala Zaffaroni, se consolidó en la forma en que aún perdura, de modo principalmente orientado hacia la mujer en general, es decir hacia la mujer como expresión de género. Y desde entonces el conflicto se sometió a la autoridad del Estado, no porque lesione los derechos de la víctima de la mujer en el caso como la de todos los grupos victimizados, sino porque lesiona el orden impuesto por el Estado.-

El positivismo que como doctrina filosófica surgió durante la transformación industrial en el siglo pasado, rechazó totalmente la igualdad entre hombres y mujeres, inferiorizando a las mujeres, los adolescentes, los niños, los viejos, y todos los que llamamos discriminados.-

Con mucha agudeza señala Filgueira, que especialmente en las sociedades occidentales, como la nuestra, la violencia se revela como parte constitutiva de las estructuras sociales y las identidades históricamente construidas.-

En este cuadro estructural y general de la violencia, resulta inevitable que ella se manifieste en el ámbito donde anida la mujer, sea con su pareja, con su prole, con sus padres o familia en general.-

La necesidad de ocultar la vergüenza del sometimiento, del ultraje, de la injuria, y el predominio del hombre en la relación de pareja, no había permitido, como anota Filgueira, que el problema trascendiera fuera del círculo familiar y menos aún que fuera considerado en el ámbito social o político. Los rasgos esenciales de la evolución hacia la apertura y conquista de espacios válidos, aquí en el Uruguay, esta expuesta con prístina claridad por esta Socióloga.-

Clara Fassler y Roberto Parrado - Plantean varias consideraciones psicosociales sobre el tema, como modalidad de la violencia que se ejerce contra las mujeres en la sociedad toda, a través de múltiples dispositivos de orden económico, social, cultural y político.-

Señalan con acierto la necesidad de abordajes teóricos y técnicos para desentrañar las múltiples pautas de las relaciones familiares y sociales. Describen con claridad los modelos que estudia Maesterman en los “Contextos de la pareja violenta” : “el modelo intraindividual o nivel psiquiátrico, que busca comprender el problema según las características intransíquicas de las personas involucradas, en el caso de la mujer, se aducen alteraciones de su psiquismo que la hacen proclive a exponerse a situaciones de desvalorización y maltrato; el modelo psicosocial, que atiende a las modalidades con que se da respuesta al stress intra o extra familiar; y el modelo socio cultural, según el cual las diferencias de género conllevan una distribución desigual del poder de hombres y mujeres, situando a estas últimas en una posición de subordinación y sujeción, señalando este autor conforme a estas pautas la necesidad de realizar un análisis profundo del fenómeno de la violencia en el vinculo de pareja y especialmente, qué factores permiten que los hombres manifiesten su agresividad a través de actos violentos contra su mujer.-

Muy interesante es el planteo de Leonora Walker, citada en este estudio, brillante analista norteamericana, de vastísima experiencia en la materia cuando describe la situación de la sujeción y maltrato de la mujer. Analizan los integrantes del grupo y destacan las tres etapas de la estructura cíclica del fenómeno: 1) la acumulación de tensiones, en la cual el conflicto va tomando cuerpo y se expresa por comunicaciones violentas (gritos, discusiones, silencios prolongados); 2) la descarga del agresor mediante golpes violentos, descontrol y agitación; 3) la de la calma amante, después de la cual, a corto tiempo renacen las situaciones de agresividad.-

Estas etapas, que se observan muy frecuentemente en todas las situaciones de maltrato, demuestran hasta que punto es necesario allegarse a las instituciones protectoras ni bien se presentan los primeros síntomas de agresividad y cuál es el papel que deben cumplir los operadores en prevención de este proceso lesivo. Las mujeres generalmente denuncian las situaciones después de mucho tiempo de padecer el maltrato, sin consultar a los institutos de apoyo; generalmente la denuncia se produce después de concretarse las agresiones mayores, donde es insuperable el proceso de violencia.-

Parece una paradoja, pero los especialistas destacan, y es bueno que las mujeres tomen conciencia de esta observación, que la experiencia les demuestra que en muchos casos, pasada la situación de crisis, las mujeres tienden a reanudar la relación con el hombre golpeador y consultan para modificar la misma, pero sin llegar a la ruptura de la unión de la pareja. Problema complejo en el que se insertan las relaciones sentimentales y los aspectos económicos a la vez, especialmente en familias de numerosa prole y carenciadas.-

María del Pilar Beñaran ha realizado una excelente síntesis de la legislación comparada y las dos orientaciones o movimientos en la doctrina y legislación con relación a la temática en estudio: la que encara el tema como un conflicto intrafamiliar, eligiendo la vía civil y los tribunales de familia para la solución del punto y la de la elección de la vía penal, considerando a la violencia doméstica como un delito. Describe con precisión los puntos positivos y negativos de una y otra posición, abonadas por opiniones doctrinarias de indiscutible valor y ejemplos de soluciones legislativas del derecho comparado americano.-

Las Doctoras Zulma Casanova y Graciela Dufau, encararon con gran solvencia técnica la evolución del pensamiento jurídico en Uruguay, que cristalizó en la sanción de la Ley 16.735 de 5 de enero de 1996. Emana de sus comentarios que correspondió a la “Red uruguaya contra la violencia doméstica y sexual”, al “Espacio Feminista” y al “Grupo interdisciplinario sobre violencia contra la mujer” el gran mérito de allegar a las autoridades nacionales varias propuestas como base de discusión y plasmadas con muy leves variantes en el texto legal.-

Resulta importante señalar en este contexto, que en relación con el aspecto procesal y a instancias del grupo de estudio señalado, no se incluyó el delito de violencia doméstica entre los que requieren la instancia de parte como condición de procedibilidad, rigiendo en consecuencia el principio del art. 11 del Código del Proceso Penal, según el cual los delitos se persiguen de oficio, salvo que la ley expresamente disponga lo contrario. Esta conclusión reviste importancia en cuanto prescinde de la traba de la formulación de la denuncia como requisito de la acción, sistema que en los hechos facilita a la mujer poner en movimiento los resortes legales tendentes a su protección, desde luego que obliga al Juez a proceder de inmediato.-

La descripción de la figura penal es muy clara, quien se interesa por su contenido encontrará en estas páginas una provechosa guía, especialmente en cuanto brindan las pautas del interpretación de una norma nueva, que a buen seguro tendrá que resplandecer frente a un sistema cuyas raíces se entroncan en conceptos ancestrales discriminatorios contra la mujer.-

La corriente jerarquizadora de la condición de la mujer como “ser”, como capaz de “estar” en el concierto socio cultural del país, de ser respetada en el entorno familiar, en el ámbito del trabajo, de la cultura, de la política, de las relaciones internacionales, aún en sus debilidades humanas, en el reformatorio de la niña abandonada, en la cárcel de la adulta delincuente, en las tumbas de las víctimas indefensas, impregna la conciencia uruguaya al impulso de las ideas sensibilizadoras de esta nueva corriente jurídica que se ha materializado en nuestro país. Y para terminar, traigo a la memoria de las mujeres uruguayas, una carta enviada por José Pedro Varela desde Estados Unidos en 1868. Preocupado por la anodina condición humana de la mujer, se preguntaba Varela: “no podrá explotarse ese fuego interno que arde en el corazón de las mujeres para formar el alma de los niños, para fortificar el alma de los hombres, para purificar el alma de los pueblos ?”. A 129 años de aquella interrogante, resquebrajado ya el patriarcado español, continúa siendo necesario la vigencia de ese mensaje, explorar el fuego interno que llevamos en nosotros mismos para fortalecer nuestras esperanzas en un destino mejor.-

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